Este contenido tiene fines meramente informativos y no debe considerarse como asesoramiento médico. Consulte a un profesional de la salud cualificado para obtener orientación específica sobre su situación.
Desde anuncios de televisión y vallas publicitarias hasta artículos de prensa y ahora estantes de tiendas, el GLP-1 está en todas partes.
Sin embargo, ¿qué ha convertido un término que antes era desconocido para la mayoría de las personas en uno de los temas más comentados hoy en día en medicina, alimentación y vida cotidiana?
El GLP-1 o péptido similar al glucagón tipo 1 es una hormona natural que ayuda a regular el azúcar en sangre y el apetito. Los agonistas del receptor del GLP-1 son una clase de medicamentos que están acaparando toda la atención y son los principales responsables del rápido auge del GLP-1 en el zeitgeist médico y cultural.

Desarrolladas originalmente como tratamientos para la diabetes tipo 2, estas inyecciones imitan la hormona GLP-1 para ayudar a reducir el azúcar en sangre solo cuando está alto, lo que las diferencia de las inyecciones de insulina tradicionales, que funcionan independientemente de los niveles actuales de glucosa en sangre.
Aunque sin duda se trata de un avance emocionante para los tratamientos de la diabetes tipo 2, lo que los ha catapultado al primer plano es su capacidad para ayudar a perder peso.
Además de regular la glucosa en sangre, estos medicamentos ralentizan la digestión, en particular el vaciado del estómago, y envían señales de saciedad al cerebro, lo que se traduce en una menor ingesta de alimentos. Por eso también se les conoce como medicamentos contra la obesidad (AOM, por sus siglas en inglés).
Esto no quiere decir que no tengan posibles inconvenientes, como el riesgo de recuperar peso al suspender los medicamentos, los altos precios que afectan a su accesibilidad y, por supuesto, una serie de posibles efectos secundarios fisiológicos adversos.
Aun así, con resultados probados, está claro por qué los medicamentos GLP-1 se consideran un avance significativo para las personas que padecen obesidad y luchan por perder peso. Pero, ¿por qué estas intervenciones han captado tanta atención de las agencias gubernamentales de salud, las organizaciones médicas y los fabricantes de alimentos y bebidas?
La Epidemia de Obesidad

Durante años, en Estados Unidos hemos oído hablar de la creciente epidemia de obesidad. Sin embargo, como sociedad, no parecemos comprender la gravedad de la situación ni lo grave que se volverá si no cambiamos de rumbo pronto.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), aproximadamente el 40% de los estadounidenses son obesos (según el índice de masa corporal), y el Atlas Mundial de la Obesidad prevé que, en una década, esa cifra podría ascender hasta el 58%.
Un estudio reciente publicado en The Lancet reveló que, si se tienen en cuenta todos los adultos estadounidenses mayores de 25 años con sobrepeso u obesidad, la cifra alcanza un asombroso 75% de la población.
A los niños estadounidenses tampoco les va mucho mejor.
En 2020, se consideraba que el 48% de los niños tenían un IMC elevado, y se prevé que para 2035 esa cifra alcance el 60%.[1]
Sin embargo, esto no se limita a Estados Unidos.
Según la edición de 2024 del Atlas Mundial de la Obesidad, se prevé que el 46% de la población adulta mundial tenga sobrepeso u obesidad en 2025, y que esa cifra pueda alcanzar el 54% en los próximos diez años.
Esto es más que un simple problema de “peso”. En realidad, esta pandemia mundial silenciosa se está haciendo cada vez más evidente.

La obesidad, en particular, puede ser un factor importante en la probabilidad de desarrollar una de las muchas enfermedades no transmisibles (ENT). Algunas de las ENT más comunes provocadas por un IMC elevado son la diabetes, las enfermedades coronarias, los accidentes cerebrovasculares e incluso el cáncer.
Si bien esto es devastador para las personas y sus seres queridos, también supone una carga increíble para muchas sociedades.
Entre el aumento de los costos de salud, la disminución de la productividad, las jubilaciones prematuras y el aumento de las tasas de mortalidad, se estima que los costos globales asociados con la obesidad alcanzarán los 2.47 billones de dólares en 2025. Eso supone una reducción aproximada del 2.5 % del PIB mundial.[2]
Por lo tanto, cuando existe una clase revolucionaria de medicamentos que pueden ayudar a perder peso de forma significativa, y en algunos casos salvar vidas, no es de extrañar que organizaciones de todo el mundo les presten tanta atención.
El Dilema de Usuarios GLP-1
A pesar de su eficacia, los agonistas del GLP-1 no deben considerarse una solución milagrosa. Por el contrario, deben formar parte de un plan holístico que incluya modificaciones en el estilo de vida y el comportamiento para promover una salud sostenida a largo plazo.
Dicho esto, incluso los pacientes que adoptan un enfoque equilibrado en su tratamiento con GLP-1 se enfrentan a un dilema que es necesario abordar.
Uno de los principales catalizadores del éxito en la pérdida de peso con el GLP-1 es la reducción del apetito, lo que conduce naturalmente a un menor consumo calórico.
Al comer menos, las personas suelen acabar recibiendo menos nutrientes. Esto significa que, aunque estén perdiendo peso, es posible que no estén recibiendo lo que su cuerpo necesita para promover un bienestar y unas funciones fisiológicas óptimas.

Lo que necesitan son alimentos específicamente diseñados para ser lo más ricos en nutrientes posible, teniendo en cuenta su reducción del apetito.
Alimentos Complementarios
Los alimentos complementarios son productos diseñados específicamente para satisfacer las necesidades únicas de los pacientes con GLP-1.
Lo ideal es que estos alimentos cumplan con todos los siguientes requisitos:
- Porciones pequeñas
- Alta densidad nutricional
- Proteínas de alta calidad
- Aroma y apariencia apetitosa
- Excelente sabor
Cumplir con los requisitos de tamaño de las porciones, proteínas y densidad nutricional rara vez es un problema a la hora de diseñar productos alimenticios; sin embargo, como todos sabemos, estos aspectos no importan si las personas no quieren comerlos.
Apoyo en el Sabor del GLP-1
El desarrollo con fortificaciones e ingredientes funcionales suele asociarse a una serie de retos complejos en cuanto al sabor, y los alimentos complementarios no son una excepción.
Como ilustra el gráfico siguiente, estos pueden ir desde resabios o notas desagradables (off-notes) acartonados hasta notas metálicas y amargas, y dependen en gran medida de los ingredientes.

Para los consumidores que ya tienen un apetito reducido, lo último que quiere un desarrollador de productos alimenticios es agravar aún más la situación al no abordar estos problemas en sus productos complementarios.
Aquí es donde un enfoque centrado en el sabor podría suponer un cambio revolucionario a la hora de proporcionar a estos pacientes la densidad nutricional que necesitan y un sabor digno de su apetito reducido.
En Edlong, cuando decimos que nuestros sabores auténticos y de gran impacto, nuestros enmascaradores de última generación y otras tecnologías de sabor de vanguardia pueden hacer esto y mucho más, no se trata solo de palabras de marketing.
A través de una investigación rigurosa y una evaluación y análisis sensoriales altamente calificados, podemos demostrar que nuestras soluciones y tecnologías de sabor no solo reducen los atributos sensoriales negativos de estos ingredientes, como el “sabor a tierra” o “cartón”, sino que tamién mejoran la percepción de los atributos sensoriales positivos, como el mouthfeel.
Ya se trate de batidos, barritas y snacks, o de comidas diseñadas específicamente para las necesidades de los pacientes con AOM, ofrecerles opciones nutritivas y sabrosas puede ser exactamente lo que necesitan para mantenerse en el buen camino y alcanzar sus objetivos.
[1] World Obesity Atlas 2024
[2] World Obesity Atlas 2023
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